El último relato antes de que suba la marea
Tienes que ser un gato. No un ratón sin cola...me lo advertiste con palabras divertidas. Sabías que sólo así podría tomármelo en serio.
Te dije que me gustaban los libros más que las personas porque cuando dejabas de mirarlos no cambiaban de opinión, que había que mirar a los ojos como se mira la página de un libro. Me lo pusiste fácil así fue como empecé a leer entre las líneas de tus besos, a escribir mis mejores versos sobre las líneas de tus ojos, a mirarlo todo como si mi corazón viviera codificado bajo las líneas de tus miradas.
¿Aclarado? preguntaste con dureza.
Centrifugado contesté para mi
Gatita, otra vez se te ha olvidado poner suavizante, pensé. A partir de hoy rascarán tus sábanas cuando hableis de amor.
Da igual lo que se haya perdido. Estaríamos aquí de todos modos, haciéndonos quizá menos preguntas o preguntas distintas pero, aquí y ahora. Evitarnos un encuentro es como una ruleta rusa donde tus deseos saltaran como saltamontes junto al fuego. Tarde o temprano te violaran tus propios recuerdos.
Si no hubiese sido por aquellos extraños comportamientos provocados por el verano, él no te hubiera dicho (y ahora, y una y otra vez):
¿Terminamos?
Se esfuerza en no entonar la voz. Sin duda se refiere a la ultima vez que pensó en mi como un ladrón. Algunas heridas nunca terminan de sangrar.
Árboles amarillos, peces rojos, cielo gris, mar inmenso...nunca terminamos de ver el atardecer...siempre estaba nublado como tu corazon. De espaldas parezco diez años más joven, no es una gran ventaja pero al llegar al mirador de Teno supe que al final nos separabamos.
Nada es tan importante como para marcharse ahora y volver atras, decías
Hubiera dado la mitad de mi vida (entonces) por haber creido esas palabras.
No me dejo agarrar por la melancolía o es mi corazón de piedra al mando de todos mis movimientos. O son tus mentiras hechas a medida. O es la luz de los domingos, tan poco calculadora. No contabas con esto. Tu idea de futuro no preveía iniciales en el bolsillo del corazón. Ahora te coserás sus iniciales a la piel, amor descafeinado, pasion con sacarina, morbo de celofán, asi decía aquella canción tan triste. Debiste prestar más atención: shock a los sentidos.
Lo sé todo te dije ahora sé que me amas con palabras de niña (otra traición sin color propio).
No creo en el futuro, sin embargo me pruebo estos pantalones pensando en un posible viaje.
Te ha crecido tanto el pelo y el egoismo que no tengo más remedio que creer ahora en el futuro, has vivido tan dramaticamente todas tus mentiras que podías haber dicho basta. y todo se habría solucionado. No hubiesen hecho falta iniciales, pantalones, ni esa casa que tanto te importa donde habita una gata masturbandose pensando en mi boca.
Apagué la tele, las visceras y la luz. Mientras oigo como te cepillas la conciencia, espero a oscuras en tu pasillo. Habito en cada rincón de tu casa, de tu paraiso artificial. Suena la ducha, y se lo que haces y piensas. Pero solo existiré en tu memoria, no hay relojes para encubrir encuentros robados ni escondrijos para tarjetas telefonicas.
Me vuelve a tocar echar la llave, recoger las toallas de las cuerdas, dejar la cafetera lista para el desayuno. Seguir sonriendo por encima de las cenizas.
En el dibujo de tus labios había un poema . Lo toqué con la yema del dedo como quien intenta salvar la vida a un insecto ahogado en una taza de leche. Por eso lo dejo ahora escrito aqui...
El estómago se me cae a pedazos te dijo él.
Se me cae la casa encima dijiste tu.
Si quieres cómete las uñas, no pienso guisar para ti, te hubiera respondido antes de servir las tostadas.
A aquellas horas, toda la ciudad (y el amor) es azul como baldosas de un cuarto de baño. Nos distanciaba un buho a un paso del sueño y a dos del aeropuerto. Kilómetros de semáforos antes y después de encontrarnos a oscuras en tu coche a traves de la piel.
Primero fue el mar. Después el cielo, sábanas de hoteles en fines de semana realquilados...después el viaje más cansado, más largo, más oscuro...la cobardía. Partir no significaba darte por vencida. Por eso te deje marchar y volver y marcharte y volver y marcharte y volver hasta que se acabaron todas las estaciones de tren y no te quedaba equipaje para viajar.
Somos nudos de árbol destinados al fuego.
Nunca supe cómo llamarte. Inventé más de cien nombres a los que ni siquiera respondías volviendo la cabeza. Cuando me hablaste de un viaje más allá de la tierra, más allá del mismo mar, pensé que quizás te llamabas como yo.
Tú no sabías remar. Como yo iba desnudo no pude hacer una vela con mi camisa.
Confío en la lluvia ...en el mirador Jonay sigue sin creer a su padre y yo vengo a mojarme con esta lluvia fría
La lluvia no rinde culto a reyes ni dioses. La lluvia se espanta con los brazos, pero nadie puede invocarla. Así era tu presencia.
No es que cada vez te alejes más de mi casa, y las caricias se sequen (ahora), pero te empeñas en volcar tus dudas con un gesto de disculpa. He estado en la noche de tus deseos y allí no queda arena, ni olas ...creeme. Quizá no supieras que aun hay noches que refrescan la memoria y mañanas que resecan la boca: imposible besar en cualquiera de los casos. Y tú nunca has sido una mujer precavida.
Alguien le dirá que he vuelto a la ciudad, pero que no camino con los ojos fijos al suelo: ni siquiera él reconocerá mis caricias en tu piel después de tanto tiempo. Respirarás aliviada.
En la pantalla del móvil decía: El fantasma de una mentira que ha dejado de telefonear.
Pensé: No te vayas cada vez más cerca del cielo, que la tristeza no sabe de pasos de cebra ni de manos en los bolsillos.
Pero dije:
La traición señala el curso de tu tiempo.
Y es que con el tiempo aprendereis a estar conformes, a no gritar palabras vacías, breves, absurdas. A volar en vertical, desordenados, confusos, dóciles.
Tu pudiste decir no.
Yo pude decir no.
Todavía tengo edad para deseos, pero no tengo deseos de verte.
Eso pude decirte antes de colgar el teléfono. Pero dije sí y dejé que desaparecieras
Así sabrás algún dia que la humedad y tu miedo son una misma cosa.
nadie mejor que tú
sabe que nacíste perdida y pálida
que renunciaste a respirar
cuantas veces pudiste
que aprender a mentir
no fue más que un juego
de palabras
y que no valen los esfuerzos
y que este amor
es un viaje
que avanza hacia la tierra
como una lombriz ciega
hacia la nada...
Te dije que me gustaban los libros más que las personas porque cuando dejabas de mirarlos no cambiaban de opinión, que había que mirar a los ojos como se mira la página de un libro. Me lo pusiste fácil así fue como empecé a leer entre las líneas de tus besos, a escribir mis mejores versos sobre las líneas de tus ojos, a mirarlo todo como si mi corazón viviera codificado bajo las líneas de tus miradas.
¿Aclarado? preguntaste con dureza.
Centrifugado contesté para mi
Gatita, otra vez se te ha olvidado poner suavizante, pensé. A partir de hoy rascarán tus sábanas cuando hableis de amor.
Da igual lo que se haya perdido. Estaríamos aquí de todos modos, haciéndonos quizá menos preguntas o preguntas distintas pero, aquí y ahora. Evitarnos un encuentro es como una ruleta rusa donde tus deseos saltaran como saltamontes junto al fuego. Tarde o temprano te violaran tus propios recuerdos.
Si no hubiese sido por aquellos extraños comportamientos provocados por el verano, él no te hubiera dicho (y ahora, y una y otra vez):
¿Terminamos?
Se esfuerza en no entonar la voz. Sin duda se refiere a la ultima vez que pensó en mi como un ladrón. Algunas heridas nunca terminan de sangrar.
Árboles amarillos, peces rojos, cielo gris, mar inmenso...nunca terminamos de ver el atardecer...siempre estaba nublado como tu corazon. De espaldas parezco diez años más joven, no es una gran ventaja pero al llegar al mirador de Teno supe que al final nos separabamos.
Nada es tan importante como para marcharse ahora y volver atras, decías
Hubiera dado la mitad de mi vida (entonces) por haber creido esas palabras.
No me dejo agarrar por la melancolía o es mi corazón de piedra al mando de todos mis movimientos. O son tus mentiras hechas a medida. O es la luz de los domingos, tan poco calculadora. No contabas con esto. Tu idea de futuro no preveía iniciales en el bolsillo del corazón. Ahora te coserás sus iniciales a la piel, amor descafeinado, pasion con sacarina, morbo de celofán, asi decía aquella canción tan triste. Debiste prestar más atención: shock a los sentidos.
Lo sé todo te dije ahora sé que me amas con palabras de niña (otra traición sin color propio).
No creo en el futuro, sin embargo me pruebo estos pantalones pensando en un posible viaje.
Te ha crecido tanto el pelo y el egoismo que no tengo más remedio que creer ahora en el futuro, has vivido tan dramaticamente todas tus mentiras que podías haber dicho basta. y todo se habría solucionado. No hubiesen hecho falta iniciales, pantalones, ni esa casa que tanto te importa donde habita una gata masturbandose pensando en mi boca.
Apagué la tele, las visceras y la luz. Mientras oigo como te cepillas la conciencia, espero a oscuras en tu pasillo. Habito en cada rincón de tu casa, de tu paraiso artificial. Suena la ducha, y se lo que haces y piensas. Pero solo existiré en tu memoria, no hay relojes para encubrir encuentros robados ni escondrijos para tarjetas telefonicas.
Me vuelve a tocar echar la llave, recoger las toallas de las cuerdas, dejar la cafetera lista para el desayuno. Seguir sonriendo por encima de las cenizas.
En el dibujo de tus labios había un poema . Lo toqué con la yema del dedo como quien intenta salvar la vida a un insecto ahogado en una taza de leche. Por eso lo dejo ahora escrito aqui...
El estómago se me cae a pedazos te dijo él.
Se me cae la casa encima dijiste tu.
Si quieres cómete las uñas, no pienso guisar para ti, te hubiera respondido antes de servir las tostadas.
A aquellas horas, toda la ciudad (y el amor) es azul como baldosas de un cuarto de baño. Nos distanciaba un buho a un paso del sueño y a dos del aeropuerto. Kilómetros de semáforos antes y después de encontrarnos a oscuras en tu coche a traves de la piel.
Primero fue el mar. Después el cielo, sábanas de hoteles en fines de semana realquilados...después el viaje más cansado, más largo, más oscuro...la cobardía. Partir no significaba darte por vencida. Por eso te deje marchar y volver y marcharte y volver y marcharte y volver hasta que se acabaron todas las estaciones de tren y no te quedaba equipaje para viajar.
Somos nudos de árbol destinados al fuego.
Nunca supe cómo llamarte. Inventé más de cien nombres a los que ni siquiera respondías volviendo la cabeza. Cuando me hablaste de un viaje más allá de la tierra, más allá del mismo mar, pensé que quizás te llamabas como yo.
Tú no sabías remar. Como yo iba desnudo no pude hacer una vela con mi camisa.
Confío en la lluvia ...en el mirador Jonay sigue sin creer a su padre y yo vengo a mojarme con esta lluvia fría
La lluvia no rinde culto a reyes ni dioses. La lluvia se espanta con los brazos, pero nadie puede invocarla. Así era tu presencia.
No es que cada vez te alejes más de mi casa, y las caricias se sequen (ahora), pero te empeñas en volcar tus dudas con un gesto de disculpa. He estado en la noche de tus deseos y allí no queda arena, ni olas ...creeme. Quizá no supieras que aun hay noches que refrescan la memoria y mañanas que resecan la boca: imposible besar en cualquiera de los casos. Y tú nunca has sido una mujer precavida.
Alguien le dirá que he vuelto a la ciudad, pero que no camino con los ojos fijos al suelo: ni siquiera él reconocerá mis caricias en tu piel después de tanto tiempo. Respirarás aliviada.
En la pantalla del móvil decía: El fantasma de una mentira que ha dejado de telefonear.
Pensé: No te vayas cada vez más cerca del cielo, que la tristeza no sabe de pasos de cebra ni de manos en los bolsillos.
Pero dije:
La traición señala el curso de tu tiempo.
Y es que con el tiempo aprendereis a estar conformes, a no gritar palabras vacías, breves, absurdas. A volar en vertical, desordenados, confusos, dóciles.
Tu pudiste decir no.
Yo pude decir no.
Todavía tengo edad para deseos, pero no tengo deseos de verte.
Eso pude decirte antes de colgar el teléfono. Pero dije sí y dejé que desaparecieras
Así sabrás algún dia que la humedad y tu miedo son una misma cosa.
nadie mejor que tú
sabe que nacíste perdida y pálida
que renunciaste a respirar
cuantas veces pudiste
que aprender a mentir
no fue más que un juego
de palabras
y que no valen los esfuerzos
y que este amor
es un viaje
que avanza hacia la tierra
como una lombriz ciega
hacia la nada...
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